La nueva ley de protección de datos entrará en vigor ya en mayo y son muchos los cambios a los que las empresas tendrán que adaptarse. Un área muy importante hoy en día es la tarjeta de fidelización, utilizada por un gran número de establecimientos comerciales y que tiene como objetivo recoger el mayor número posible de datos de los clientes, para trazar una estrategia de marketing. ¡En el artículo de hoy, vamos a abordar el impacto de la nueva ley de protección de datos para las tarjetas de fidelización!
Las tarjetas de fidelización almacenan información valiosa sobre sus hábitos de compra. A cambio de descuentos especiales y de promociones imperdibles, las marcas consiguen obtener la información más importante sobre usted: qué compra, dónde compra, ¡cómo paga y por qué compra! La información que las tarjetas de fidelización recogen influirá en todo: la posición de los productos en los estantes, las tendencias, las promociones de la semana, entre muchas otras cosas.
La adhesión a una tarjeta de fidelización es muy rápida y se solicitan datos personales básicos, como nombre, dirección, fecha de nacimiento, sexo, contacto telefónico y correo electrónico. A partir del momento en que la persona acepta crear la tarjeta, todos los detalles de compras pasan a ser registrados e incluidos en una base de datos gigante que contiene información sobre todos los clientes de la superficie comercial. El tratamiento de datos es realizado mayoritariamente por consultoras externas que se dedican al procesamiento de los millones de datos que recogen diariamente. A continuación, se traza un perfil que caracteriza al detalle a las personas que tienen la tarjeta.
Si antes bastaba llenar un formulario para adherirse a la tarjeta de fidelización, con la nueva ley de protección de datos, el nivel de exigencia será mayor. Si el departamento de marketing de la marca desea enviar comunicaciones frecuentes a los portadores de la tarjeta, es necesario especificar muy bien el objetivo de la comunicación y es necesario garantizar que existe un consentimiento explícito e inequívoco por parte del consumidor. Sin este consentimiento, a partir del 25 de mayo los correos electrónicos personales no podrán ser utilizados para campañas de marketing.
Las empresas deben tener los datos de los ciudadanos en un formato que permita la fácil portabilidad. Por ejemplo, si un ciudadano desea transferir sus datos del supermercado A al supermercado B, el supermercado A tiene que conseguir dar esos datos al ciudadano en un formato fácil de ser transferido a otra entidad.
Otra cosa que cambia con el nuevo RGPD, es que los consumidores pueden exigir una copia completa de la información que la empresa tiene sobre ellos, así como el origen de esos datos. Los minoristas que tienen programas de fidelización deben preocuparse por crear un formulario para este tipo de solicitudes, ya que existe un plazo para responder a la solicitud del consumidor. En caso de que este plazo no se cumpla, la empresa podrá ser multada y recuérdese que las multas que este nuevo reglamento contempla son bastante pesadas. Las multas de la nueva legislación pueden llegar a 20 millones o incluso más: hasta el 4% del volumen anual de negocios de la empresa a nivel mundial, lo que en una gran empresa puede representar cientos de millones de euros de perjuicio.
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